dilluns, 8 de març del 2010

Romanticismo "revisado" en las Rimas de Bécquer

I. Bécquer, un romántico “rezagado”


El crítico literario José María Valverde define a Gustavo Adolfo Bécquer como un romántico “rezagado”: al igual que algunos de sus contemporáneos (caso de Rosalía de Castro o Jacint Verdaguer), vuelve a acogerse algunos de los presupuestos del Romanticismo en un momento en que en Europa ya estaba triunfando una nueva estética, la del Realismo literario, que en muchos aspectos se había erigido como una reacción a los excesos sentimentales y subjetivistas del Romanticismo. El Romanticismo de Bécquer se podría definir como un Romanticismo “revisado”. Sin embargo, para comprender con más exactitud la línea poética en la que debemos situar la obra del poeta sevillano resulta imprescindible examinar el panorama literario español durante el período que va desde los años 30 del siglo XIX hasta la década de los 50, momento en que Bécquer iniciará su carrera literaria.



II. Cronología y evolución del Romanticismo en España


En España el Romanticismo literario tiene una implantación tardía y relativamente efímera. Mientras que en otros países europeos la revolución romántica ya había dado sus frutos, en España tendremos que esperar hasta los años treinta para percibir claramente un una literatura romántica. Es la época de la aparición de las revistas románticas, las canciones de temática social de Espronceda, las leyendas y romances históricos de Zorrilla o el costumbrismo crítico de Larra. Se trata de un período de eclosión romántica; un período, sin embargo, tan exuberante como fugaz, que durará apenas una década, ya que muy pronto, y desde las mismas filas del Romanticismo, se percibirá un progresivo abandono de los presupuestos más radicales del Romanticismo, un alejamiento de los excesos subjetivistas románticos.

Este rechazo del Romanticismo operado por los propios románticos se inicia en la década de los 40 y se consolidará de modo definitivo en la década de los 50. Se trata, a su vez, de un fenómeno que se observa en todos los géneros literarios:
• Narrativa: la novela irá abandonando progresivamente el género histórico y fantástico de la novela romántica y se acercará a un registro narrativo cercano al Realismo que por aquel entonces se imponía en Europa.
• Teatro: después de una década de florecimiento romántico que culmina con el estreno de Don Juan Tenorio de Zorrilla (1844), se vuelve a los patrones del drama burgués de Fernández de Moratín.
• Lírica: en el campo de la lírica, a partir de los años 30 había habido una eclosión romántica muy destacable:
- 1834: El moro expósito, del duque de Rivas.
- 1837: Zorrilla publica sus poemas.
- 1840-1841: Espronceda publica El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.
- 1840: Campoamor publica Ternezas y flores, considerado un hito de la lírica romántica en España.
Sin embargo, sólo dos años después (1843), el propio Campoamor (un poeta muy influyente para aquella generación) publica sus Fábulas, una obra en la que se aleja del romanticismo para acogerse a un registro neoclásico: se inicia con ello un viraje de muchos autores hacia un rechazo de los excesos retóricos del Romanticismo trasnochado de autores como Espronceda.


III. El Romanticismo revisado de Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer pertenece a este grupo de escritores que comparten ese rechazo del Romanticismo exaltado de la generación anterior, sin que por ello se acojan al Realismo. Nace en 1836, un año después de la muerte de Larra; y en 1842, con sólo 6 años, muere Espronceda, la figura romántica por antonomasia en España; cuando en 1855 se traslada a Madrid e inicia su carrera poética, la gran década romántica de la literatura española ya queda como algo lejano y pasado de moda.

Desde esta posición histórica, tenemos que situar la obra de Bécquer en una línea poética formada por un grupo de escritores que, rechazando la retórica inflamada del Romanticismo radical de Espronceda, optarán por una poesía de tono intimista y sencilla; una poesía puesta al servicio de la comunicación eficaz de los sentimientos que se inspira, en muchos aspectos, en la espontaneidad y sencillez de la lírica popular. Es esta la línea poética en que debemos situar las Rimas de Bécquer; un Romanticismo, sí, pero un Romanticismo revisado, depurado de la grandilocuencia del Romanticismo más exacerbado.


IV. La poesía “natural” de Bécquer


Puede que el ideal poético de una lírica desnuda y esencial que recuerde la sencillez y la naturalidad expresiva de lírica popular nazca en Bécquer del impacto que le produjo el conocimiento de la lírica de Augusto Ferrán, que en 1861 publica La soledad. Bécquer quedó fascinado por el lirismo intimista nacido del cantar popular andaluz. En el prólogo que Bécquer escribió para el libro de Ferrán quedan expresados de manera esencial algunos de los presupuestos teóricos que luego quedarán plasmados en las Rimas:

"Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y el arte, que se engalana con todas las pompas de la lengua, que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura.
Hay otra, natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye; y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía".
La primera tiene un valor dado: es la poesía de todo el mundo.
La segunda carece de medida absoluta; adquiere las proporciones de la imaginación que impresiona: puede llamarse la poesía de los poetas".

El primer tipo de poesía al que alude la cita de Bécquer es el de la tradición culta del Barroco y el Siglo de Oro español; una poesía rebuscada, repleta de artificio formal y de adorno retórico, en la que se trata más de demostrar el virtuosismo verbal del poeta, su dominio soberano sobre el lenguaje, que de comunicar de manera eficaz la emoción encerrada en el poema. El segundo tipo de poesía, la “natural, breve, seca”, no la encontramos en la tradición culta, sino en la poesía popular; es la poesía desnuda, libre y aparentemente espontánea que va directa al sentimiento, a la emoción, la que encontramos en las baladas, los romances y las canciones populares. Es por este segundo tipo de poesía que se decanta Bécquer. Pero, como señala Dámaso Alonso, no nos engañemos: Bécquer “está hablando de la poesía popular, pero está pensando en su propia poesía”; está esbozando con ello el ideal poético que aparece en las Rimas.



V. Elementos populares en la lírica de Bécquer


Entre los elementos que Bécquer saca de la poesía popular cabe destacar los siguientes:

• Uso de estrofas populares: la copla y el romance.

• Uso de rima asonante (normalmente en los versos pares, como es propio del romance).

• Recuperación de versos de arte menor (más propios de la tradición popular), que se combinan con versos de arte mayor, decasílabos o endecasílabos, formando estrofas de pie quebrado.

• El tono conversacional y la intensidad expresiva. Observa la rima XXXV:

¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día,
me admiró tu cariño mucho más;
porque lo que hay en mí que vale algo,
eso... ni lo pudiste sospechar.

El poeta expresa su orgullo despechado con una naturalidad que lo acerca al lenguaje coloquial; parece como si estuviera hablando directamente a su amada. El tono conversacional también se consigue por medio del uso frecuente de exclamaciones e interrogaciones. Veamos el final de la rima XXXIV:

¿Que es estúpida? ¡Bah! mientras callando
guarde oscuro el enigma,
siempre valdrá lo que yo creo que calla
más que lo que cualquiera otra me diga.

• La concisión y la brevedad de algunos poemas:

¿Qué es poesía? --dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

• Las repeticiones, ya sean en forma de anáfora (repetición de una palabra al inicio de varios versos) o estribillos (consistente en un pequeño grupo de versos que se repiten). En la rima XXVII tenemos la repetición del estribillo que como si de una nana cantada a la amada se tratara repite “¡Duerme!”:

Despierta, tiemblo al mirarte;
dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo cuando tú duermes.

Despierta, ríes y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.

Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve.
Süave como el rastro luminoso
que deja en sol que muere…
“¡Duerme!”

Despierta miras, y al mirar tus ojos
húmedos resplandecen,
como la onda azul, en cuya cresta
chispeando el sol hiere.

Al través de tus párpados, dormida,
tranquilo fulgor viertes,
cual derrama la luz templado rayo
lámpara transparente…
“¡Duerme!”

Despierta hablas, y al hablar, vibrantes,
tus palabras parecen
lluvias de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.

Dormida, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue
escucho yo un poema, que mi alma
enamorada entiende…
“¡Duerme!”

Sobre el corazón la mano
he puesto porque no suene
su latido, y en la noche
turbe la calma solemne:

De tu balcón las persianas
cerré ya, porque no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte…
“¡Duerme!”


O, aún más claro, el estribillo de la rima XII que se repite a lo largo de todo el poema:


Y, si embargo,
Sé que te quejas
Porque tus ojos
Crees que la afean.
Pues no lo creas.




VI. El influjo germánico: Heinrich Heine


A todo ello hay que sumar el influjo que un poeta alemán, Heinrich Heine (1797-1854), ejercerá sobre los poetas del grupo de Bécquer. Heine es un poeta romántico de segunda generación cuyo lirismo también recuerda la espontánea naturalidad del lied, la balada, el romance y la canción popular. Veamos el parecido temático entre el Intermezzo lírico de Heine y la Rima LVXXIX de Bécquer:

Que están envenenadas mis canciones?
¿Y no han de estarlo, di?
Tú de veneno henchiste, de veneno,
mi vida juvenil.

¿Que están emponzoñadas mis canciones?
¿Y no han de estarlo, di?
Dentro del corazón llevo serpientes,
y a más te llevo a tí.

Heine.


Una mujer me ha envenenado el alma;
otra mujer me ha envenenado el cuerpo;
ninguna de las dos vino a buscarme;
yo, de ninguna de las dos me quejo.

Como el mundo es redondo, el mundo rueda.
Si mañana, rodando, este veneno
envenena a su vez, ¿por qué acusarme?
¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?

Bécquer

Como se señala en la “Introducción” de la edición de las Rimas con que trabajamos (p. 27), en este caso “el parecido temático –la mujer que envenena el alma del poeta y, por consiguiente, el mundo- es más evidente que la similitud formal, porque el uso del paralelismo y la anáfora es reiterado en el poema heiniano (Que están envenenadas mis canciones? / ¿Y no han de estarlo, di?; ¿Que están emponzoñadas mis canciones? / ¿Y no han de estarlo, di?), mientras que en el de Bécquer se limita a la primera estrofa (Una mujer me ha envenenado el alma; / otra mujer me ha envenenado el cuerpo)”.

Sin embargo, como se advierte a continuación, el uso del paralelismo (reiteración de esquemas sintácticos en los versos) y de la anáfora (repetición de una palabra al inicio de varios versos) son recursos constantemente utilizados por Bécquer (ver rimas: IV, V, XI, XIII, XXIV, XLI, LII, LIII, LXI). Según el poeta y crítico Dámaso Alonso, el uso del paralelismo en las Rimas de Bécquer es tan frecuente por el influjo de Heine. Leamos el análisis que en la Introducción se hace de la rima XIII:

XIII
Tu pupila es azul, y cuando ríes,
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana,
que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul, y cuando lloras,
las trasparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.

Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.

Los primeros versos de las tres estrofas empiezan con la anáfora “Tu pupila es azul” seguida de la conjunción “y” que introduce una proposición subordinada temporal (estrofas 1 y 2: “cuando ríes…”, “cuando lloras…”) y una condicional (estrofa 3: “si en su fondo…”). El esquema sintáctico que estructura los versos es el siguiente:

y cuando ríes
(subordinada temporal)
Tu pupila es azul
(anáfora) y cuando lloras
(subordinada temporal)
y si en su fondo
(subordinada condicional)


El paralelismo y la comparación estructuran el discurso a lo largo de todo el poema. La belleza de los ojos de la amada en sus distintas facetas (estrofa 1: risa, estrofa 2: llanto, estrofa 3: idea) se comparan con el mar (estrofa 1), el rocío en la violeta (estrofa 2) y la estrella en el cielo (estrofa 3), y todo ello se sucede en un paralelismo que atraviesa el conjunto del poema: risa = mar, lágrimas = rocío en la violeta, idea = estrella que brilla en el cielo.

Pero como señala D. Alonso, el influjo de Heine no se limita a la recreación de algunos temas o al uso del paralelismo; también es perceptible en la misma estructura métrica de las rimas. Las combinaciones métricas de las Rimas se parecen mucho las que encontramos en las traducciones que Eulogio Florentino Sanz hizo de la poesía de Heine, y sabemos de buena tinta que Bécquer tuvo que trabajar con esta traducción. Comparemos la estructura métrica de estos dos poemas:

Solitario en el Norte se alza un pino 11
sobre arrecida altura soñoliento; 11 (rima asonante)
con su manto blanquísimo le embozan 11
nubes y hielos. 5 (rima asonante)

Heine

Sé que en su corazón, nido de sierpes, 11
no hay una fibra que al amor responda; 11 (rima asonante)
que es una estatua inanimada, pero… 11
¡es tan hermosa! 5 (rima asonante)

Bécquer

Ambas estrofas son estrofas de tres versos de once sílabas y uno de cinco, con rima asonante en el segundo y el cuarto verso. Del mismo modo, la estrofa de cuatro versos, de once sílabas los impares, y de siete los pares (con rima asonante), la encontramos también en las traducciones que Sanz hizo de Heine:

¿Que están empozoñadas mis canciones? 11
¿Y no han de estarlo, di? 7 (rima asonante)
Dentro del corazón llevo serpientes, 11
y a más te llevo a ti. 7 (rima asonante)

Heine

Alguna vez la encuentro por el mundo 11
y pasa junto a : 7 (rima asonante)
y pasa sonriéndose, y yo digo: 11
¿Cómo puede reír? 7 (rima asonante)

Bécquer

Para finalizar, lo mismo sucede con la combinación de versos de diez sílabas y uno de seis con rima en los pares, sólo que en Bécquer el verso de seis sílabas es el cuarto:

¿Por qué llega tan torvo y sombrío 10
el sol en los valles? 6 (rima asonante)
¿Por qué, dime, se extiende la tierra 10
cual sepulcro, tan parda y salvaje. 10 (rima asonante)

Heine

Del salón en el ángulo oscuro, 10
de su sueño tal vez olvidada, 10 (rima asonante)
silenciosa y cubierta de polvo 10
veíase el arpa. 6 (rima asonante)

Bécquer


Bibliografía:

G. A. Bécquer, “Introducción”, dentro de Rimas y leyendas. Introducción, notas y propuesta didáctica de Nazaret Almeida, Barcelona, 2004.

G. A. Bécquer, “Introducción”, dentro de Rimas. Edición de Jesús M.ª Muñoz, Madrid, 1997.

Dámaso Alonso, Poetas españoles contemporáneos, Madrid, 1988.

Pere Pajerols




Actividades:

1. ¿Por qué se dice en el artículo que Bécquer es un "romántico rezagado"?

2. ¿Qué significa en el artículo que el Romanticismo de Bécquer es un romanticismo "revisado"?

3. Lee otra vez la cita del Prólogo de Bécquer a La Soledad, el libro de su amigo Augusto Ferrán. ¿Qué dos tipos de poesía se contraponen? ¿Cuál de las dos es la que prefiere Bécquer?

4. Resume el ideal poético de Bécquer.

5. Resume los elementos que acercan la poesía de Bécquer en las Rimas a la lírica popular.

6. Resume los aspectos en que se concretiza el influjo de Heinrich Heine en la lírica de Bécquer.






Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada